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Los que pueblan los márgenes de la grieta

La oposición a un modelo de gran cobertura social es el statu quo o sea anteponer al acceso a los beneficios sociales, una meritocracia tan elitista como insuficiente para las necesidades de la Nación.




Por Osvaldo Pellin

Puede ser útil trazar a grandes rasgos, cuales son las ideas que prevalecen a uno y otro lado de la grieta en nuestro país. Los últimos acontecimientos que se desarrollaron, con groseras manifestaciones de xenofobia, discriminación social y racismo por parte de personas más o menos instaladas en la opinión pública, requiere una reflexión para saber qué y quienes somos como sociedad, en que se fundan las adhesiones y los rechazos a esas actitudes antihumanas.

La tradición peronista tiene su arraigo en haber advertido que la gran masa de personas que integraban la mano de obra de la Nación, requería reconocimiento a efectos de merecer su promoción vinculado a derechos de los que carecía: salarios dignos, educación gratuita y laica, salud universal, derecho a la vivienda y sindicalización.

Es evidente que una de las orillas de la grieta, que viene desde hace décadas, comenzó a poblarse de carenciados que de a poco fueron ascendiendo en número en la escala social hasta configurar una indiscutible mayoría. Me atrevo a decir que el gran instrumento del ascenso social fue y es la educación laica, universal y gratuita, que desde mediados del siglo XX terminó con el analfabetismo y permitió que la segunda generación de aquella masa de trabajadores llegara a la universidad, que a partir del primer peronismo fue gratuita. 

Hoy, del otro lado de la grieta se va despojando de aquella óptima configuración de pueblo escolarizado, un deliberado desprestigio de lo público y de los trabajadores docentes, que, sin embargo, casi heroicamente, han mantenido la estructura del sistema educativo público, en todos sus niveles. 

Mientras del lado popular fue creciendo la sindicalización que es el primer escalón no solo para defender y consolidar los derechos del asalariado, sino también para establecer mínimos criterios preventivos para la seguridad pública. Donde la sindicalización es masiva y promovida hay menos inseguridad que en su opuesto.

La oposición a un modelo de gran cobertura social es el statu quo o sea anteponer al acceso a los beneficios sociales, una meritocracia tan elitista como insuficiente para las necesidades de la Nación. Está solo alcanza el nivel de lo excepcional en su acceso, dejando a las mayorías en su lugar de carencia, sin movilidad y sin progreso. 

Ello define de por sí a un país, que aun siendo dependiente, pretende ir en camino de instituir derechos de los que terminan siendo beneficiarios los dos márgenes de la grieta. Y allí está lo extraordinario: aun los que se oponen a esa apertura amplia son beneficiarios del sistema con justicia social.

El gran constructor de esa plataforma de un pueblo instruido y culto, son las medidas que ven en lo popular la base de su soporte político y esa actitud está del lado universalista de la grieta.

Del otro lado no se mira al pueblo como a un sujeto de pertenencia sino de exclusión. Ese no es el modo de dar vitalidad a una sociedad sino de apagarla y mediocrizarla.

Desde ese lugar provienen las agresivas exclamaciones racistas de los últimos días que son el resultado de una mala caricatura del fascismo.















Fuente: Va con Firma