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Antonela, Gustavo y un viaje interminable a bordo de su Citroneta

Hace años decidieron cambiar su estilo de vida y armaron una casa rodante en “Lupita”, su furgoneta. Con ella han recorrido varios países de Sudamérica.


Una simpática e impecable Citroneta amarilla ruge y sus tres cilindros dejan su inconfundible melodía por las calles de Coronel Suárez. Se llama Lupita, en sus laterales reza “Una vuelta en furgoneta” y su cuentakilómetros ya dio varias vueltas sobre sí mismo: hace cuatro años que está recorriendo Sudamérica.

Sus dueños son la contadora bahiense Antonela Perlotti y el fotógrafo Gustavo Cáceres, de Puerto Madryn, quienes sintieron la necesidad de cambiar su estilo de vida y se lanzaron a esta aventura, primero en moto y luego con Lupita como protagonista.

En los cuatro años que llevan viajando, han recorrido Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile y gran parte de Argentina. En su paso por la zona estuvieron en Sierra de la Ventana, Carhué, Saavedra y Coronel Suárez para, antes de fin de año, poner rumbo norte y conocer esa parte del país.


“Para nosotros viajar es un estilo de vida: representa libertad, decidir cada día qué querés hacer, si quedarte un día o 15 en un lugar. Venimos desde Sierra de la Ventana y vamos parando en distintos pueblitos”, dijo Antonela.

Gustavo contó que el viaje comenzó en Puerto Madryn, desde donde tomaron rumbo a Ushuaia y de ahí hacia el norte.

“Llegamos hasta la desembocadura del Amazonas, en Brasil con el auto. Ahí lo dejamos, pasamos a las Guyanas y de ahí fuimos por el centro de Brasil, Paraguay, Uruguay en bicicleta y seguimos”, recordó.

Las andanzas de Antonela, Gustavo y Lupita se pueden seguir a través de YouTube, en "Una vuelta en Furgoneta".

Ambos destacaron la solidaridad de la gente que han ido encontrando en su camino, y remarcaron que los momentos positivos han sido mucho más que los negativos.

“La gente nos recibe sin conocernos y hacemos familias nuevas en cada lugar a dónde vamos. Lo más difícil del viaje es justamente tener que despedirnos, porque en muchos casos sabemos que no los vamos a ver nunca más. Además, tenemos la posibilidad de conocer la cultura del lugar y sus costumbres, nos pasó mucho en Brasil”, dijo Antonela.

Para sustentar el viaje, utilizan el salario que percibe Antonela al trabajar de manera remota con un estudio de contaduría, mientras que Gustavo administra el canal de YouTube “Una vuelta en Furgoneta”, junto con las redes sociales, además de sacar fotos en los lugares que visitan y venderlas.


“Hemos trabajado de cualquier otra cosa. Por ejemplo, en Villa La Angostura lijamos y pintamos un velero, y también vendimos budines . Siempre dependemos de la conexión a internet en nuestro trabajo actual”, contaron.

Antonela y Gustavo habían comenzado su travesía continental en moto, pero no a ellos no les resultó un vehículo práctico.

“Ya teníamos el auto y repartíamos cosas dulces con él, pero cuando descartamos las motos como forma de viaje, nos dimos vuelta y ahí estaba Lupita mirándonos y pidiéndonos que la llevemos. Así comenzó también su transformación, porque le forramos el interior para tener un aislamiento térmico, le hicimos las camas, la mesa, los depósitos y las despensas”, destacaron.


Antonela comentó que “en el camino también dejamos muchas cosas que no eran necesarias: estando en viaje, uno aprende a valorar lo necesario, y a soltar”.

Para Gustavo, ese tipo de práctica es necesaria mantenerla en forma constante.

“Día a día nos damos cuenta de lo que sobra o lo que falta en nuestra casa rodante. Esto nos enseñó a valorar lo que tenemos y no apegarnos a determinadas cosas”, reflexionó.


Al momento de extrañar algo, lo que más se rememora no es la comodidad del hogar, sino los afectos, la familia y los amigos.

“Ellos son quienes hacen que volvamos cada tanto a nuestras ciudades de origen. El resto no”, destacaron.


La idea de la pareja es recorrer el norte del país y luego intentar pasar a Europa.

El sueño de Lupita en el viejo continente no parece algo tan descabellado para Antonela y Gustavo que, simplemente, fijan un rumbo y sin importar el tiempo que demoren en llegar, allá van.En los cuatro años que llevan viajando han recorrido Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile y gran parte de la Argentina.




























Fuente: La Nueva