La lluvia no para en la mañana de este viernes gris. Saltando los charcos, cruzo la explanada y me resguardo en el hall de entrada. Saludo y transito los largos pasillos hasta una puerta que la separa del resto de los servicios. Es el área de internación Covid del hospital y en una de las 26 camas, está un amigo.
Somos de la Promoción 77 del Comercial y la amistad cultivada en el colegio creció con el paso de los años, para convertirse en esos amigos que uno dice “de fierro”. Sé que no puedo pasar, aunque quisiera estar al lado suyo. Le pido al personal para que le acerque una notita, mientras me quedo espiando desde lejos. Al final del pasillo una enfermera vestida como un astronauta, me levanta el pulgar como signo de haber entregado el pedido. Me vuelvo en silencio, mientras una cantidad de pensamientos dan vueltas en mi cabeza.
Somos raros los seres humanos, a veces parece que necesitamos estar en situaciones críticas, para liberar los afectos ¿Por qué no le di ese abrazo contenido, antes? La pandemia nos golpea y reaccionamos como podemos. Pareciera que es todo tan volátil, tan frágil, tan rápido de ser volteado, de poder terminarse y eso nos asusta.
Durante estos últimos días, asistimos como sociedad, a enfrentarnos con la muerte. No la de las estadísticas, que son lejanas y parecieran que no son nuestras. Sino con la de gente conocida, vecinos que transitaron hasta hace poco por el pueblo. Eso nos duele, nos entristece y sobre todo nos angustia.
No soy un experto en el tema, pero observo y a veces hay cosas que me cuestiono. No estoy de acuerdo con el mensaje de atemorizar con un desenlace fatal (si no hacen caso se van a morir). La convicción debe pasar por la información, por la elaboración de un pensamiento responsable y por recrear la confianza del tejido social. El temor nos inmoviliza y eso no es bueno, pero la falta de credibilidad, disminuye la posibilidad de adhesión a las normas.
Veo también y sin ánimo de criticar, ni de entrar en polémicas estériles; la necesidad como sociedad local, del mensaje objetivo de quienes ejercen el liderazgo en la comunidad. No desde lo sanitario, sino desde quienes ejercen funciones de conducción, sean de un partido u otro. La autoridad no se discute y las leyes están para cumplirse. No se piensa en incumplir protocolos, desoír recomendaciones o transgredir normas; eso no sirve y complica aún más la situación. Pero es necesario dejar sentado, que el conjunto social no busca a un papá que les dé órdenes escritas en un papel frío; sino líderes sociales, políticos y comunitarios comprometidos, que marquen una hoja de ruta, que nos indiquen un rumbo a seguir, que compartan una visión de hacia dónde vamos y sobre todo que nos hablen desde la esperanza. Es cierto que esta pandemia es un fenómeno con muchos interrogantes, de magnitud inusitada, con alto impacto a nivel global y que no tiene una solución en el corto plazo. Pero necesitamos aferrarnos aunque sea a algunas convicciones y certezas, que nos permitan transitar el mar de incertidumbres por el que navegamos apesadumbrados.
Salgo del hospital y la lluvia parece más fuerte, con un aguacero que golpea incesante. Pero estoy seguro que va a parar, que va despejarse y que luego vendrá el sol. Ese sol que ilumina nuestras oscuridades, que dará calor al alma y que resplandecerá con la fe de un nuevo día.
Querido amigo; por ahora solo comparto una golosina, pero seguro que cuando todo pase, nos juntaremos para celebrar la vida. Con la fe puesta en Dios y con la esperanza que nos anima a seguir caminado.
Fuente: De la cuenta personal de facebook del Dr. Ramón Belén López.
La Paz, Entre Ríos.
(La Paz es uno de los departamentos entrerrianos registrados a nivel nacional como epidemiológicamente complejos en virtud a la creciente de contagios. Registró 72 nuevos casos de Covid en las últimas 24 horas, 71 pertenecen a la ciudad cabecera).-