La cifra supera el 60 por ciento de protección que los especialistas esperaban en un primer momento. En diálogo con Página/12, investigadores del Conicet analizan los resultados preliminares del estudio global.
La compañía farmacéutica Pfizer (EEUU), que en la actualidad y junto con BioNTech (Alemania) realiza sus ensayos en el Hospital Militar de CABA, anunció que su vacuna para combatir al coronavirus tiene más de un 90 por ciento de eficacia en la prevención del coronavirus. La cifra supera las expectativas, porque los especialistas preveían que alcanzase como máximo entre un 60 y un 70 por ciento. La especialidad de Pfizer está en Fase 3, como la Sputnik V, que está siendo desarrollada por Rusia.
La comunicación de las farmacéuticas surge como producto de un análisis parcial que realizaron con el propósito de monitorear el éxito de sus pruebas en una instancia intermedia. Hasta el momento, sin embargo, el avance no fue publicado en ninguna revista de prestigio internacional. La noticia llega en el mismo momento en que las firmas le ofrecieron al gobierno argentino una partida de 1 millón de dosis para diciembre. Además, de acuerdo a las proyecciones que realizaron prevén suministrar 50 millones de dosis en 2020 y 1300 millones el año que viene.
“Con que las vacunas tengan un 60 o 70 por ciento de eficacia son adecuadas para lo que el mundo necesita, así que es una buena noticia que el 90 por ciento de los que recibió la vacuna esté protegido. De cualquier manera, hay que ser cautos: lo que Pfizer está mostrando ahora no es un documento acabado de la Fase 3, sino un dato intermedio”, explica Mario Lozano, virólogo del Conicet. En este sentido, el resto de los voluntarios que recibieron la vacuna y se enfermaron, ¿no están protegidos? “Entre los vacunados hay una porción muy pequeña que tuvo síntomas de covid-19. Todavía no han especificado si se trata de cuadros graves, medianos o leves”, advierte el experto en vacunas.
Por su parte, Juan Pablo Jaworski, virólogo del Conicet en el Instituto de Virología e Innovaciones Tecnológicas, explica que “todo es muy preliminar". "Pfizer está realizando el ensayo con 44 mil personas alrededor del mundo; un grupo recibió placebo y el otro la vacuna. Hoy comunicó los resultados de un análisis para ver cómo iba todo, es decir, cuántos individuos que ingresaron al protocolo de vacunación se infectaron. Llegaron a la conclusión de que el 10 por ciento de los contagiados con covid habían recibido la sustancia activa mientras que al 90 por ciento se les había suministrado placebo”. Para Jaworski, “la lectura que podemos hacer es que la vacuna que desarrolla la compañía confirió muchísima más protección de lo que hizo el placebo, con lo cual, tiene sentido recibir una droga así. Constituye un indicio muy importante pero para saber que es efectiva todavía falta”.
Hasta el momento, se identificaron 94 contagios entre los voluntarios y la mayoría –como apuntan los especialistas– se detectó dentro del grupo que recibió placebo y no la sustancia activa. Para alcanzar a resultados más contundentes, la Administración de Medicamentos y Alimentos norteamericana (FDA, organismo que equivale a la argentina Anmat) acordó que deberían llegar a 164 los individuos que, luego de recibir sus dosis, se hayan infectado. Con esa cifra sería suficiente para ver en qué grupos (si los que recibieron la vacuna o los que no) se contagiaron más con la covid. Además, según Pfizer consignó en un comunicado oficial, la eficacia en la inmunidad frente al Sars CoV-2, se consiguió tras una semana después de la segunda dosis y 28 días luego de la primera.
“La Fase clínica 3 culmina cuando hay un número suficiente de voluntarios contagiados. Para tener una validación estadística razonable, Pfizer acordó que 164 individuos significarían una cifra importante. De esa manera, pueden comparar cuántos de los que recibieron vacuna y de los que recibieron placebo se enfermaron. El asunto es ver si los vacunados están protegidos o no”, plantea Lozano.
En teoría, aquellas personas que recibieron la vacuna no deberían contagiarse, o bien, deberían experimentar la enfermedad de una manera mucho más leve que lo que ocurre comúnmente, porque el cuerpo humano inmunizado evita que el patógeno se replique de manera activa. “A los voluntarios se les hace un seguimiento continuo con test por PCR y demás monitoreos. Lo que probablemente sucede es que si las personas fueron vacunadas pero contrajeron el virus, detentan una carga viral baja y no evolucionan hacia un cuadro severo”, explica el experto.
Los que se vacunan e igual se enferman
"Los primeros resultados de la Fase 3 de nuestro ensayo de vacuna contra el covid-19 proveen las pruebas iniciales de la capacidad de nuestra vacuna para prevenir" esta enfermedad, dijo el presidente de Pfizer, Albert Bourla. "Hemos dado un paso importante y estamos más cerca de proveer a los ciudadanos del mundo" esta vacuna, "necesaria para contribuir a acabar con esta crisis sanitaria mundial", añadió. Los resultados parciales son alentadores, sin embargo, lo que Bourla no aclara es por qué el 10 por ciento de las personas que se aplicaron su fórmula vacunal se enfermaron de todas formas.
La respuesta, según los especialistas consultados por Página/12 es “más social que médica”. Las ciencias médicas, explican, no son ciencias exactas, porque la solución a una enfermedad no solo depende de los métodos de prevención, las drogas o los tratamientos aplicados, sino también –y, sobre todo– de las características (historia clínica y presente) de las personas que los reciben.
“Siempre hay gente que no responde a la vacunas y ello también depende, más allá de las drogas, de las propias características de cada persona. No obstante, no implica un problema porque si el 80 o 90 por ciento de la población se vacuna, aquellas a las que no les funcionó también estarían protegidas”, dice Lozano, en referencia al denominado efecto rebaño. “Como la mayoría de las personas tiene inmunidad, el patógeno no consigue replicarse, por tanto, los brotes nunca terminan de producirse. Se genera algo así como un escudo”, completa. Por este motivo es que se suele definir a las vacunas como las tecnologías más solidarias que existen, porque “vacunándose uno mismo, también protege a los demás”, sintetiza el exrector de la Universidad Nacional de Quilmes.
Para Jaworski, “ninguna vacuna es completamente efectiva. De hecho, la efectividad se puede medir en distintos niveles". "Que alguien reciba una vacuna y directamente no se infecte es un ideal, pero casi no existe en el mundo de la salud. Lo más común es que las personas se inmunicen e igual se infecten, pero la enfermedad no pase a mayores”. En ese sentido es que Lozano sostiene que “a la gente le da pánico, pero (esa situación) sucede en todo momento". "Uno confía cuando el doctor receta una pastilla, o cuando entra a un quirófano, pero lo cierto es que no hay tecnologías médicas con éxito absoluto. La diferencia es que como las vacunas se las damos a individuos sanos para prevenir futuras infecciones, despiertan más temores. Pero hay que confiar, han salvado millones y millones de vidas”, remata.
Fuente: Página 12