Como cualquier modificación, no llegará a operar para cuando la Argentina cierre la negociación; se incluirá la posibilidad de que aplique a futuro.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y los negociadores argentinos con el organismo ya cerraron la discusión: de llegarse a un acuerdo antes de fin de año (o durante los primeros meses de 2022), no habrá ninguna posibilidad de firmarlo a un plazo mayor a 10 años. Se reconoce tanto en Buenos Aires como en Washington que la alternativa fue estudiada y que se discute a nivel geopolítico internacional. Incluso se cree que podría llegar a analizarse algún tipo de extensiones de los plazos estipulados en la Carta Orgánica del organismo, incluso para los casos de Facilidades Extendidas, que los limita a 10 años.
Pero, en términos realistas, el Gobierno ya conoce en su máxima expresión que cualquier cambio importante en los tiempos de pago no llegará a aplicarse para el caso argentino. Aunque se retrasen las discusiones, éstas no deberían llegar más allá de fin de año o (en un caso extremo) el primer trimestre de 2022; y no hay manera que los principales referentes del G-7 (los países que ponen el dinero para que el FMI funcione, comenzando por los Estados Unidos) se pongan de acuerdo en esos plazos para cambiar los tiempos máximos del acuerdo.
La esperanza oficial es que se concreten las señales que recogieron tanto Alberto Fernández como Martín Guzmán de parte de los principales líderes mundiales con los que tuvieron contacto desde abril (especialmente Angela Merkel, Emannuel Macron, Pedro Sánchez y la propia Kristalina Georgieva); y que durante el 2022 y 2023 se discutan cambios radicales en las características de préstamos y condiciones de pagos que impone el FMI.
Pero como cualquier modificación no llegará a operar para Argentina y su negociación actual, la salida que se encontró entre Buenos Aires y Washington es, tal como adelantó este diario, la aplicación de una cláusula específica que indique que cuando estos cambios estén aprobados y operativos, se apliquen automáticamente al Facilidades Extendidas que eventualmente firme el país. Con lo que de manera inmediata, de existir esos cambios, el plazo de 10 años se extendería a lo que permitan los nuevos tiempos.
La idea de Guzmán es que se llegue a tiempo al momento en que Argentina deba comenzar a pagar. Si se cerrara antes de diciembre 2021 un acuerdo del tipo hoy vigente, debería comenzar a liquidar capital a los 4,5 años de firmado; lo que implica que los primeros pagos serían en 2026. En teoría, a tiempo para comenzar a prorrogar y mejorar los pagos. Igual, la intención del ministro es que el país nunca tenga que discutir estos términos, ya que los números fiscales, monetarios, cambiarios e inflacionarios deberían estar en orden como para que el FMI directamente acuerde prorrogar los pagos hacia el final del Facilidades Extendidas.
Mientras tanto, y tal como ya se adelantó en este medio, no habrá misión del FMI en los próximos meses. La conducción del organismo suspendió cualquier viaje de los técnicos del Fondo fuera de Washington, hasta que las consecuencias de la pandemia languidezcan. Esto implica que en lo que resta de junio, todo julio y probablemente también agosto; no habrá viajes de funcionarios técnicos del organismo que maneja Georgieva al exterior, y todo el trabajo continuará siendo remoto y vía Washington.
El FMI incluso continuará autorizando a su personal que siga con las tareas en los hogares particulares, sin concurrir masivamente a la sede del organismo en la capital norteamericana; y que todo el trabajo de fiscalización de la marcha de los acuerdos vigentes o en negociación (como el caso Argentina), siga siendo de manera virtual.
Con esta novedad Argentina quedará necesariamente, y no por su voluntad, liberada de la exigencia de la visita al país de una misión del FMI, como condición necesaria para que avance un acuerdo con el Club de País para postergar el pago de los aproximadamente u$s2.400 millones que el país debe liquidar antes del 30 de agosto.
Señal
Si bien ese organismo con sede formal en Francia había pedido una señal desde el FMI como condición, desde Washington se aclarará ahora que no habrá posibilidades temporales y cronológicas para que esto pueda darse a través de una misión efectiva de las mencionadas en el artículo IV de la carta orgánica del Fondo; con lo que el Club deberá aceptar otro tipo de señal de apoyo desde Washington. Se especula ahora que esta podría ser la confirmación simple y llana que las partes están negociando de manera ejecutiva y de “buena fe”; algo que siempre desde Buenos Aires y la sede del Fondo se reconoció.
Habrá que aguardar ahora algún tipo de comunicado conjunto entre el FMI y la Argentina, para que en París se tome como válida la promesa de los avances en las discusiones como condición indispensable para otorgar el “puente de tiempo” para que el país no caiga en default el próximo 30 de julio. La especulación en el diálogo entre las partes es que como lo que pide Argentina es simplemente un plazo de tiempo hasta tener una avance que permita firmar una Carta de Intención con el FMI, lo que podría darse luego de las elecciones de noviembre, el Club podría dar el “puente” de dos o tres meses más de plazo para que Argentina no caiga en default.
Fuente: Ámbito